Es el momento – una vez cerrado definitivamente el ataúd – del traslado del cuerpo del lugar del fallecimiento o del tanatorio al lugar donde se celebrarán los funerales y/o donde se realizará el sepelio. En este caso también, el transporte debe ser realizado por personal autorizado y con medios especiales. Nuestra empresa dispone de un flota de vehículos especialmente concebidos y diseñados para todas las exigencias, incluso el acompañamiento en viajes largos.